Leyendo un artículo titulado <Empachados de tanto streaming: «Cuando abrumas a la gente con un aluvión de novedades, lo más normal es que acabe tragándose ‘Friends’ otra vez»> me ha venido a la cabeza la frase «be simple, my friend» (que emula la frase de Bruce Lee «be water, my friend»). Vivimos en una continua saturación de opciones, donde la abundancia de alternativas pasa a ser la regla. Desde el supermercado hasta nuestras decisiones de vida más profundas, estamos continuamente bombardeados con múltiples alternativas. Este mar de opciones puede parecer una bendición, pero, como argumenta Barry Schwartz en su libro La paradoja de la elección, a menudo se convierte en una carga abrumadora que nos paraliza, ya que no somos capaces de manejar esa sobrecarga de alternativas, pudiendo llegar a la saturación.
En medio de esta tormenta de decisiones, surge una necesidad urgente: simplificar. Así como Bruce Lee aconsejaba «be water, my friend» para adaptarse y fluir con la vida, hoy podríamos decir «be simple, my friend» para encontrar claridad y paz en la simplicidad. Creo que es importante buscar la simplicidad en un mundo de excesos.
La paradoja de la elección
Barry Schwartz nos presenta en su obra una verdad soprendente: más opciones no siempre significan más felicidad. De hecho, demasiadas opciones pueden llevar a la ansiedad, la insatisfacción y la parálisis decisional. Este fenómeno es conocido como la «paradoja de la elección». Cuando estamos frente a innumerables alternativas, cada elección conlleva la posibilidad de arrepentimiento y la sensación de perder otras oportunidades ya que no estamos seguros de haber elegido la opción correcta. En vez de enriquecer nuestras vidas, una sobreabundancia de opciones puede drenar nuestra energía y satisfacción.
Imagina una visita al supermercado. Frente a ti hay decenas de tipos de yogures: con azúcar, sin azúcar, con frutas, sin lactosa, orgánicos, de diversos sabores y marcas. Lo que podría ser una decisión sencilla se transforma en una tarea abrumadora. Este mismo escenario se replica en muchos aspectos de nuestras vidas: desde qué carrera estudiar, qué trabajo aceptar, hasta qué serie ver en nuestras plataformas de streaming. La carga de elegir en un mar de opciones no solo nos roba tiempo, sino que también nos deja con una sensación de duda y arrepentimiento. ¿Elegí el mejor yogur? ¿Elegí la carrera correcta? ¿Hay una mejor opción que no consideré? Esta sobrecarga nos puede llevar a tomar el camino rápido, una vuelta a lo conocido, como ese momento después de 5 minutos buscando que ver en tu plataforma de streaming y acabas volviendo a la serie de toda la vida (en mi caso «Friends», «The Big Bang Theory») que te permite activar el interruptor de desconexión y relajar la mente.
De ahi que, ante esa constante sobrecarga, la simplicidad brilla como una luz guía. El minimalismo, tanto en diseño como en filosofía de vida, aboga por reducir lo superfluo para destacar lo esencial. Al simplificar nuestras vidas, no solo reducimos el estrés, sino que también encontramos una mayor satisfacción y claridad. Adoptar una mentalidad de «menos es más» implica reevaluar nuestras prioridades y deshacernos de lo que no contribuye a nuestro bienestar. La simplicidad también puede aplicarse a nuestra mente y espíritu. Practicar la meditación, reducir el consumo de noticias y redes sociales, y dedicar tiempo a la introspección son formas de despejar el ruido mental y encontrar paz interna (en mi caso, escribir estos articulos son también una via de escape).
Pero, ¿cómo podemos aplicar «Be Simple» en nuestra vida diaria. Os dejo algunas sugerencias:
- Decisiones conscientes. Para incorporar la simplicidad en nuestras vidas, debemos empezar por nuestras decisiones. Tomar decisiones conscientes implica, antes de tomar una decisión, evaluar nuestras opciones y preguntarnos qué es lo que realmente nos importa y nos beneficia. En lugar de buscar la perfección, busquemos lo suficientemente bueno. Esta mentalidad de «suficientemente bueno» nos libera del peso de buscar constantemente lo mejor y nos permite disfrutar más de nuestras elecciones.
- Desintoxicación digital. En la era digital, nuestro día a dia está saturado de información y estímulos. La desintoxicación digital es una herramienta poderosa para simplificar. Establecer límites en el uso de dispositivos, eliminar aplicaciones innecesarias y dedicar tiempo a actividades sin pantalla (yo he optado por intentar salir en bicicleta y dedicar más tiempo a la lectura) puede ayudar a reducir la sobrecarga informativa y mejorar nuestra calidad de vida.
- Rutinas minimalistas. Crear rutinas simples y consistentes nos proporciona estructura y reduce la necesidad de tomar decisiones constantes. Esto puede incluir desde tener un guardarropa cápsula con piezas versátiles hasta establecer horarios regulares para comer, dormir y hacer ejercicio. Al automatizar y simplificar nuestras rutinas, liberamos energía mental para enfocarnos en lo que realmente importa (recuerdo haber leído en algún sitio, que grandes mentes siempre vestían con el mismo estilo de ropa y color para evitar esa toma de decisiones al iniciar el día).
- Relaciones significativas. La simplicidad también se refleja en nuestras relaciones. En lugar de dispersarnos en numerosas interacciones superficiales, podemos centrarnos en cultivar relaciones profundas y significativas. Dedicar tiempo y atención a las personas que realmente importan en nuestras vidas nos aporta un sentido de conexión y pertenencia que ninguna cantidad de contactos superficiales puede ofrecer (menos es más).
Otro concepto que me ha llamado mucho la atención en este artículo fue el concepto de maximizadores y satisfactores. Este concepto lo introdujo Herbert A. Simon en su libro Paradoja de la elección: por qué más es menos, y señala que un maximizador es similar a un perfeccionista, necesita asegurarse de que cada decisión o compra es la mejor posible, mientras que un satisfactor tiene criterios delimitados y consistentes, pero no se molesta en preocuparse por si existe algo mejor una vez toma la decisión. En mi caso, me considero más un satisfactor, ¿y tú?
En definitiva, en un mundo que nos empuja constantemente a hacer más, tener más y ser más, la simplicidad es un acto de rebeldía donde ponemos foco en la sabiduría de la simplicidad. Adoptar el mantra «be simple, my friend» es una invitación a redescubrir la esencia de las cosas, a encontrar paz en lo sencillo y a vivir una vida más plena y consciente. Así como el agua fluye adaptándose a su entorno, busquemos la simplicidad para navegar con gracia y claridad en el vasto océano de nuestras vidas.