o cómo evitar caer en la trampa de lo efímero y lo espectacular
Cuando leo noticias relacionadas con la inteligencia artificial, muchas veces me viene a la cabeza la idea «estamos en plena efervescencia, como una gaseosa recién abierta, a ver cómo evoluciona«, pero antes de seguir ¿Qué es el síndrome de la gaseosa? El síndrome de la gaseosa es una expresión que se usa para describir la tendencia a centrarse en lo que brilla, burbujea y hace ruido, pero que se desvanece rápidamente. Es una metáfora que alude a la sensación que produce beber una gaseosa: un placer intenso pero breve, que deja un vacío y una sed mayor. Este síndrome se puede aplicar a muchos ámbitos de la vida, tanto profesional como personal.
No se puede negar que la inteligencia artificial es una de las tecnologías más prometedoras y revolucionarias de nuestro tiempo. Sin embargo, también es una de las más susceptibles de caer en el síndrome de la gaseosa, no tanto porque se desvanezca como ha pasado con otras tecnologías (metaverso,…), sino por las enormes expectativas que se han generado y si se van a poder cumplir. Esto se debe a que se genera un «hype» o exageración mediática y social alrededor de sus avances, sus posibilidades y sus beneficios, sin tener en cuenta sus limitaciones, sus riesgos y sus desafíos. Así, se crea una expectativa irreal y desproporcionada que puede conducir a la frustración, al desencanto y al desperdicio de recursos. Ojo, no estoy diciendo que la IA, y especialmente la IAG no sea revolucionario y no vaya a suponer un cambio de paradigma, porque realmente así es, pero la sobreventa y la generación de unas expectativas desproporcionadas pueden ralentizar su avance.
¿Cómo podemos evitar el síndrome de la gaseosa en el contexto de la inteligencia artificial?
Para evitar dejarnos impresionar por esos fuegos de artificio que se propagan a los cuatro vientos desde todos los ámbitos, es necesario adoptar una actitud crítica, reflexiva y responsable. Dentro del contexto del uso de la inteligencia artificial esto implica:
- Informarse de forma rigurosa y contrastada sobre lo que es y lo que no es la inteligencia artificial, sus alcances y sus límites, sus ventajas y sus inconvenientes.
- Analizar de forma objetiva y realista las necesidades, los objetivos y los resultados que se esperan de la inteligencia artificial, tanto a nivel individual como colectivo.
- Evaluar de forma ética y socialmente responsable las implicaciones y las consecuencias de la inteligencia artificial, tanto a corto como a largo plazo, tanto para uno mismo como para los demás.
La inteligencia artificial es una herramienta poderosa y fascinante, pero no es una varita mágica ni una solución milagrosa. Para aprovechar todo su potencial, hay que optar por una visión más equilibrada, consciente y sostenible que permita sostener en el tiempo las expectativas alienadas con todo su potencial. Solo así podremos disfrutar de una inteligencia artificial que nos aporte valor, que nos enriquezca y que nos haga mejores.