En este post quiero poner encima de la mesa, a modo de reflexión, un potencial escenario donde exista una corriente de consumidores que valore más a las empresas que pongan el foco en la inteligencia humana frente al uso de la inteligencia artificial. ¿Es posible que en un mundo cada vez más automatizado y digitalizado, haya un espacio para las empresas menos automatizadas? ¿Qué tipo de clientes y consumidores se sentirían atraídos por esta propuesta?
No podemos negar la realidad actual en la que la IAG (Inteligencia Artificial Generativa) ha interrumpido con fuerza desde hace año y medio, y está aquí para quedarse y cambiar, radicalmente, nuestro entendimiento de la realidad y como nos relacionamos con ella. Podríamos decir que incluso hemos entrado en la 5ª revolución, por las capacidades aún inimaginables que se puede ofrecer al combinar IAG con Robótica e interaccionando con el mundo real (algo más allá de lo que está suponiendo la 4ª revolución industrial desde hace unos años). Sin embargo, como toda transformación, hay pros y contras y el impacto social es tan grande que aún no hemos vislumbrado todas las consecuencias (o sí). En mi opinión, este cambio generará un movimiento similar al que ya vivimos en otros contextos, como “la economía circular” o la “economía sostenible”, que tienen como objetivo un uso más responsable de los recursos.
Creo que es muy posible que una parte de la sociedad primará, entre sus preferencias, aquellas empresas que hagan un uso responsable de la IAG o, incluso, en un movimiento apalancado en la responsabilidad social, donde fomenten/promocionen el consumo en aquellas empresas que antepongan la inteligencia humana a la inteligencia artificial. Entre los valores de este movimiento estará el fomentar empleo en el ecosistema local frente a aquellas empresas más orientadas a la digitalización, automatización con mucho foco en la eficiencia y un gran impacto en la destrucción de empleo.
¿Podría darse un escenario donde exista una corriente humanista y otra corriente de artificialita? Es probable que surjan una serie de empresas que apuesten, abierta y públicamente como un elemento diferenciador (ya sea por supervivencia o por estrategia), por potenciar el uso de la inteligencia humana. Esto les podría permitir crear una ventaja competitiva basada en la personalización, la confianza y la conexión emocional con los potenciales clientes. Sin embargo, también tendrán una serie de desafíos que deberán afrontar: como la inversión en talento humano, la rapidez en la adaptación al cambio, la comunicación de la propia propuesta de valor.
En mundo cada vez más dominado por la inteligencia artificial, no podemos y no debemos dar la espalda al factor humano que, como se ha visto en las sociedades modernas, son los que al final mueven la economía y promueven el desarrollo. La inteligencia humana y la inteligencia artificial son dos formas de inteligencia que pueden y deben coexistir y complementarse, siempre y cuando se respeten y se potencien mutuamente. Debemos de buscar un equilibrio entre ambas inteligencias para seguir avanzando como sociedad. La inteligencia artificial es un gran avance, que debemos aprovechar y potenciar, pero no a cualquier precio. Como cualquier avance, tenemos que evaluar no sólo las oportunidades, sino las amenazas y actuar en consecuencia, mitigando esos potenciales amenazas y riesgos. Creo que la IAG tiene el potencial de aumentar nuestra capacidad como sociedad y profesionales y debemos de potenciar su uso para aumentar nuestras capacidades, pero no para reemplazar a las personas: debemos fomentar los profesionales aumentados.